Un poco de los grandes...

"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida". Pablo Neruda.
“Me he tomado también tu taza de café. Ya casi no tengo azúcar, pero me acordé que a ti te gusta amargo. Sabe muy feo. Como esta soledad. Como este estar deseándote a todas horas.” Jaime Sabines

lunes, 29 de julio de 2013

Un atropellado comienzo & mi más bonita casualidad.

El mundo entero dice que lo que mal empieza, mal termina; o que lo que bien empieza bien termina. Yo creo que no es así.

-Una carta que jamás se entregó-

Querido desconocido, te escribo primero que nada para pedirte perdón por no haberte escrito antes. El motivo es que no tenía nada bueno que contar, pero hoy es diferente, pasó algo muy bueno.
¿Sabes?, hacía mucho tiempo que no sentía nervios de volver a ver a alguien y créeme que fue muy confuso. Quizá por la forma en nos volvimos a encontrar.
Sí, ya nos conocíamos, ¿no te lo había contado antes?. Fue hace 3 años, en mi viaje a Japón, recuerdo bien que él llevaba una playera blanca, jeans, unos tenis de esos que recuerdo haberte contado que me gustan mucho y el toque final, una chaqueta café que hacía contraste con el precioso verde de sus ojos; sé que eran verdes porque recuerdo que me preguntó si era mi primer viaje en avión; creo que me veía muy nerviosa. A lo cuál dije que si, tartamudeando a causa de ese verde que me observaba penetrante.
Ese fue el comienzo de una larga charla que se vio interrumpida al tener que transbordar en Londres y él quedarse ahí. Así es como termina ese capítulo, con un nombre, una cuenta en facebook y un número de teléfono.
Mi estimado amigo, tenía que contarte de él, porque precisamente fue ésta persona a la que me encontré mientras estaba de vacaciones en Cancún.
Recuerdo que era una típica tarde de verano y yo me disponía a meterme a la alberca, mis amigos ya se encontraban ahí, pero al bajar en el ascensor al lobbi del hotel, al abrirse la puerta, ahí estaba él con esos ojos verdes; a diferencia de la última vez él llevaba  barba  y una bermuda color camello. Aquel escenario era insólito.
Nuevamente me ruboricé y cuando iba a pronunciar su nombre él dijo: -Regina, ¿eres tu?-. Imagínate como me puse amigo mío, yo era un mar de emociones y tartamudeando dije: -si, ¿cómo haz estado?-. Ahora que lo analizo fue algo patético.
Habían pasado 3 años desde que lo conocí, pero podría decirse que ésta vez fue la ocasión en que supe un poco más de él.
Algo que me inquietaba, era la profunda tristeza que emanaba de sus ojos, estaban tan lejanos y vacíos, como si hubiese algo que lo estuviera atormentado y lo lastimara en lo más profundo de su ser. No me equivoqué. Esa noche conocí la causa de su sentir; ella tenía nombre y había jugado con él de la peor forma que una persona puede hacerlo; ahí fue cuando entendí que hay algo más triste que el engaño y se llama tiempo.
al calor de un gran reserva, de risas y rubor, esa uva pinot noir comenzaba hacer su estragos. ¡ay! mi viejo amigo, he de presumir que esa fue la mejor noche que he pasado al lado de un hombre. Siempre tan cálido, delicado y fuerte al mismo tiempo que me dejé llevar hasta el punto sin retorno.
Sin darme cuenta el verano terminó y con él, mi frenesí veraniego; tenía que regresar a la vida cotidiana que tu bien conoces.
Seguimos en contacto vía internet durante un tiempo. fue entonces cuando por fin, él dijo lo que yo había soñado desde hacía tiempo; él residiría aquí donde yo vivo. dijo que después de haber estado conmigo esos días en Cancún le hicieron abrir los ojos, que todo el tiempo que platicamos en los meses siguientes le ayudaron a sentirse vivo nuevamente, que cada palabra de aliento, apoyo y cariño le dieron el valor y la fuerza para decirme que no podía vivir otro día sin mí. 
No imaginas la felicidad que sentí amigo mío, porque yo ya lo amaba.
Éste fue nuestro primer día juntos y me siento más nerviosa que cuando lo conocí. Es por ello que te contaba que me parce gracioso el hecho de que a pesar de ser un encuentro atropellado, él fue mi más hermosa casualidad.
Creo que las cosas pasan por algo, unas personas se van y otras llegan, quizá no de la mejor forma o con buenos inicios, pero estoy segura de que llegan por una razón que desconocemos pero al final del día sabemos cuál es.
Quizá un mal comienzo nos indique que eso es algo diferente, peculiar, único y que quedará en tu mente el resto de tu vida; o ¿Por qué no? puede terminar mucho mejor que un buen inicio, sólo si estás dispuesto a intentarlo.
Mi estimado desconocido, estoy segura de soltar las cuerdas que anclan mi pasado y mi tristeza a mi futuro, sólo quiero que sepas eso, en mi anterior carta no tenía certeza de ésto.
Finalmente quiero agradecerte por leer mis cartas y atenderlas, créeme que sólo tu me das confianza.
Hasta la próxima vez, con cariño...

R.S.A